En mi país la gente ya olvidó lo que es perder el tiempo en los parques. Lo pierden frente a la compu, desafiando a seres míticos en las consolas o sorbiendo café frío en los Starbucks.
En mi país la gente se ha rendido a la vida en el fast track. El parking delirante y los insultos, el tapón, y en el gavetero (casi) nunca un condón. Puerto Rico no va en vías de solucionar el calentamiento global, ante todo acelera el auto para escribir en el Wall.
Los parques están además de huérfanos, sordomudos. La ciudad está verdaderamente silente, Ana María, y aunque haya una mujer maravilla recorriéndolos en la noche, la oscuridad puede más que ella y que todos nosotros.
En mi país los árboles ya no mueren de pie, mueren deprimidos al saber cómo nos hemos creído que podemos morir para’os.
(Nota: Esta teoría también fue publicada ayer en el Estado Libre Seis Dedos. Gracias, Olga Mesmer).