viernes, 9 de agosto de 2013

La mala reputación: Maras y Huaca Pucllana

En menos de un mes, y por diversas razones, he ido a dos de los supuestos restaurantes gourmet limeños (uno más nuevo que el otro) más "recomendados" por sibaritas amateurs y críticos culinarios. En ambos casos, mucha más pompa y platillos que comida bien ejecutada. Hablo de Maras en el Westin Lima (San Isidro) y del Restaurante Huaca Pucllana en Miraflores. 

Maras y su cocina molecular (que es tan década pasada) nos jugó una linda trastada con el filete de paiche, sobre una emulsión oscura indescifrable y sin ton ni son. El precio exorbitante de dicho plato (para los que ganamos en soles, duele más) no compensaba la presentación tan banal, la salsa tan fea y la lámina (casi parecía un carpaccio de paiche) del tan cotizado pescado de río amazónico.

Este restaurante tiene sus plus (no podría ser tan malo estando en el Westin) y la recomendable fideuá, con harto lomito de cerdo y uñas de cangrejo, estuvo muy buena (lo más segura porque fue un plato sencillo, conciso y con deliciosos sabores muy marcados). La cocktelería también es extraordinaria y juguetona. La entradita de mini causas fritas también hicieron los suyo al abrir el apetito, además de la variedad de panes recién horneados que te sirven.

El ámbito donde se localiza Maras es acogedor y pareciera ir de lo rústico, a lo ultra moderno; de lo campestre a lo urbano; de cualquier bodega de esquina a un "awe-inspiring" lounge nuyorquino.

Así es Maras. Recomendación: solo ir para tragos y piqueos. 


La Huaca Pucllana solo se lleva una apreciación positiva por su variada carta de vinos y el lugar donde está ubicado: frente a los restos arqueológicos de la Huaca Pucllana de Miraflores. Es un lugar fascinante, muy seductor a pesar de la cantidad de mesas, su gran terraza frente a los restos y el bullicio de sus comensales, que me imagino estarán contentos por cualquier otra cosa menos la comida que sirven en este lugar.

Fue tal mi decepción, tanto por los piqueos (unas uñas de cangrejo fritas hasta convertirlas básicamente en nuggets de Bembos y un chicharrón de cuy con la piel aún chiclosa, donde lo único salvable era el plátano maduro frito y dulce) por los platos principales, que tuve que dejar un reclamo en el Libro de Reclamaciones (obligatorio para cualquier negocio en el Perú), algo que nunca había hecho en restaurantes.

Paso a detallar lo que puse en los encasillados relevantes del reclamo:

[...]
2. Identificación del Bien Contratado:
xProducto
Descripción: Comida engañosa e insípida. Una decepción total. No vuelvo.

3. Detalle de la Reclamación:
Una decepción total el lomo fino (medallón y soufflé de espinacas por el engaño de las supuestas "papas batallas" que no son otra cosa que unas ordinarias y malísimas papas al hilo. Para eso me hubiese ido a sánguches Miguel (no hay como él). Además, la salvia de los ravioles de loche no tenía ningún sabor, aroma o parecido alguno con la salvia. Estuvieron insípidos, grasosos y realmente deleznables. Lo comimos por hambre y muy a nuestro pesar.

[...]

Comparto esto porque a veces cuando tratan de "gourmetizar" los sabores peruanos ocurren engaños y malas pasadas como esto. Si lo que cobraran fuera más justo (sobre todo en los platos malos que he descrito) pues mi queja hubiera sido proporcional. El problema es que te cobran como si estuvieras comiendo oro de la Palestina, cuando todo parece indicar que hay algo de bamba (falso) en todo esto.

Advertidos quedan.

La tribu errante