viernes, 23 de marzo de 2007

Versos Epónimos

I

En Bagdad, el asfalto
ha sido arrancado de raíz.
Los ladrillos están amontonados
en montes al borde de las calles
y en el aire se respira
el residuo del petróleo
mezclado con la sangre.

En Washington, las ventanas
están intactas, la primavera
ha llegado al borde de las calles
y los semáforos dirigen,
imperturbables,
a esas fieras modernas
que andan con sangre negra corriendo por sus venas.


II

Madrugadas de ansias
desvelan el sueño en la fiesta
de la calle Prospect.

Afuera la humedad
omnipresente se levanta
del cauce del río
y se te acurruca debajo del
brazo, en tu espalda
y entre tus piernas.

Cerveza incolora tornada
en elixir servida en vasos

Solored, white and blue.
Vodka de segunda sorbida
como agua de vida
y todos
en la calle Prospect
divagan, junto a la hierba
y el cigarro, en cómo perder
la virginidad una vez más.


III

Con los murmullos de otoño
nunca vagas solo.
El movimiento de las hojas
acompaña tu paso y la leve brisa
se apodera,
cual si fuera cometa,
de tu bufanda a cuadros.

La vereda de ladrillos bermejos,
retocada con una alfombra
de memorias y olvidos,
se presenta bajo tus pies
y acompaña tu vista
hasta el final de la ciudad.

El sonido del crujido a tus pies
atrae tu vista hacia al suelo,
a las hojas de los árboles
que, después de muerta,
evoca el recuerdo de aquellas
tardes primicias donde
el viento lo hacía todo.


IV

El frío se palpa
cuando olvidas tu casaca
y te paseas por las calles matutinas
de este lugar a orillas del Potomac.

La penetrante hechura del aire
te toca en tus manos, tus labios
y pecho. Es dulce y fría;
se enreda en tus cabellos.
Queda y extensa
se bate contra tu cara
y toda la respiras.


© LPR
Agosto 2004 – Julio 2005
Washington, DC

2 comentarios:

Elidio La Torre Lagares dijo...

Esto es poesía de la buena

Unknown dijo...

Elidio:

¡Qué bueno que se haya dado una vueltita por la tribu! Le agradezco su comentario, significa mucho. Espero que vuelva pronto.

La tribu errante