"Toda mi familia se sacrificó". Con estas palabras Benazir Bhutto exhortó a sus correligionarios a restaurar la demoracia en Pakistán. Ella pedía el sacrificio de todos sus seguidores para que enfrentaran la tensa situación social y política del país para, a través de las urnas, sacar a Musharraf del poder. Hoy el mundo vio como esta mujer hizo el sacrificio mayor y encontró la muerte desafiando una sociedad machista y creyendo en los principios de la democracia. Irritando a los que entorpecen los derechos civiles, la igualdad social y la libertad política. Benazir Bhutto encontró su destino haciendo lo que tenía que hacer, por no huir de su responsabilidad, por reencontrarse con su país y gente. Por todo esto merece mi más absoluta admiración y a sus familiares, amigos y seguidores, mi más solidario pésame.
Bhutto estaba bien informada de los amenazas contra su vida. Sabía lo que la esperaba en Pakistán. Me imagino cuántas veces ella habrá pensando en su muerte, en el cómo y cuándo, ya que el porqué lo tenía muy claro; todos lo teníamos muy claro.
Luego del asesinato de una figura política prominente lo primero que se ventilan son teorías de conspiración. La lógica y razón nos dice que hay que ignorarlas o, en todo caso, a tomarlas con pinzas. El problema es que en Pakistán, en donde tanta desgracias y revelaciones insólitas han ocurrido y todavía ocurren (el traspaso de tecnología nuclear a otros países, inlcuyendo Corea del Norte, por parte de Abdul Qadeer Khan; el conflicto en Cachemira; el apoyo al Talibán; la sucesión de dictaduras y golpes de estado; la Guerra contra el Terrorismo en manos de Musharraf y en alianza con los EE.UU.), es fácil tomar por ciertas algunas de estas teorías.
La más sonada es que el Presidente Musharraf permitió que el ataque ocurriera al no proveer la seguridad adecuada a la ex Primera Ministra. También es cierto que en sus discursos y ruedas de prensa, Bhutto había criticado la Guerra contra el Terrorismo en Pakistán adujendo que no se estaba haciendo lo necesario y que el resultado de toda esta estrategia había sido el debilitamiento del gobierno a costa de la ofensiva de los grupos terroristas. Esto indudablemente le habrá molestado a Musharraf, un militar de toda la vida que suspendió las garantías constitucionales del país recientemente, y a sus aliados norteamericanos.
Independientemente si este asesinato formó parte o no de un operativo en el que se pueda implicar la participación de x o y gobierno, lo cierto es que la forma en que murió Bhutto sirve para recordarnos que la ofensiva auspiciado por el gobierno de Bush no ha atajado al terrorismo islámico.
Infórmese más:
BBC
Periódicos de Pakistán
Lea un artículo de este servidor sobre el rol de Pakistán en la nuclearización de Corea del Norte: