Era claro, sin embargo, que ya no podía mantener un teléfono con un código de área de larga distancia. Tenía que reintegrarme al 787 y así evitarle cargos adicionales a mi familia y amigos cada vez que me llamaban. Dejé atrás mi teléfono de DC y ahora tendré que mandar un e-mail en masa a mis amistades en los EE.UU. informándoles de que ya no soy 202 sino 787. Ahora tendrán que editar (los que quieran todavía mantener un vínculo conmigo, por supuesto) mi información de contacto logrando de este modo que mi regreso definitivo a los Estados Unidos (o a cualquier otra parte del mundo) se retrase. Mi nuevo plan es regional, y aunque incluye llamadas larga distancia el roaming no está incluido: démosle la bienvenida a los minutos a 79 centavos.
Quería mantener el 202 por meras quimeras y prejuicios. Quería mantener un "plan nacional" (así llaman al plan de telefonía móvil que incluye a todos los EE.UU.) que escasamente usaba. Me gustaba decirle a los restaurantes y hoteles, a la hora de la reservación, mi teléfono con un área code extranjero con la esperanza de que me trataran mejor. También estaba el infame y egoísta deseo de que a la hora de solicitar trabajos, tanto en los EE.UU. como aquí, mis entevistadores supieran que en efecto había vivido en Washington, que el Georgetown University del papel fuese algo más tangible gracias el indispensable número móvil de nuestros días. Quería evitarme esto, los mensajes de e-mail y de texto que enviaré, y la prosaica invitación de que, por favor, tengas la bondad de acceder a mi perfil en Facebook para que apuntes mi nuevo número móvil. Ahh, sólo los que son mis friends (suena terrible, lo sé) podrán verlo. Si todavía no eres mi friend, avísame y te añadiré.
1 comentario:
Con todo y la pelambrera la vida de estudiante es la mejor. Esas fiestas improvisadas en la que cada cual aporta lo suyo quedan divinas. :)
guelcom bak al 787.
Publicar un comentario