O los últimos fines de semana del verano de 2007, con un trasfondo de un mangle salvaje y una botella Cahors, productora de soñolientas figuraciones en una tienda Payless.
A mí no me importa que Luis Ponce esté en el umbral de sus primeros cursos de Derecho. Yo vengo a contarles lo que él no quiere contar porque dice que no puede, que simplemente pensar en mamotretos y en un único y solitario examen a final de los cursos le da dolores terribles en el anillo del ano (o por lo menos en la rajadura escaldada de su rabadilla por tanto guardar cama debido a una misteriosa enfermedad procedente de nada más y nada menos que de una ardilla silvestre) no le han permitido escribir en este blog, que atrás dejó la escritura creativa para adentrarse, dice él mientras fuma (porque ha vuelto a fumar puros), a la que verdaderamente entra en contacto directo con el pueblo y lleva el germen del cambio, de la transformación, la escritura jurídica...y varios otros escupitajos más.
Me adentré a la zona costera de nuestro archipiélago en busca del mejor pedazo de mangle para meter mano. Sí, para relacionarse sexualmente con su pareja, para follar, como dice la canción del grupo español Sin Cuero, "te follaré hasta en un mangle", que un reconocido autor boricua intentó apropiarse en la década de los setenta y que lo llevó al suicidio. Que se cuiden los que plagian hoy en día, que incluye luminarias literarias como el señor Alfredo Bryce Echenique y el cerebrito del señor de esta tribu de los cafres. Que se cuiden también de los mosquitos del mangle y las moscas de playa que rejoden. Mucho OFF!, pero no el de espréi, sino el vaporizador. Úntese el repelente de insectos mientras intenta ver una puesta de sol imposible porque no está en Rincón, el Pueblo de los Bellos Atardeceres, sino en un mangle cerca de usted. Úntese, pero no lo haga en o cerca de sus partes íntimas: el repelente OFF! no tiene un sabor muy placentero que digamos.
A mí no me importa que Luis Ponce esté en el umbral de sus primeros cursos de Derecho. Yo vengo a contarles lo que él no quiere contar porque dice que no puede, que simplemente pensar en mamotretos y en un único y solitario examen a final de los cursos le da dolores terribles en el anillo del ano (o por lo menos en la rajadura escaldada de su rabadilla por tanto guardar cama debido a una misteriosa enfermedad procedente de nada más y nada menos que de una ardilla silvestre) no le han permitido escribir en este blog, que atrás dejó la escritura creativa para adentrarse, dice él mientras fuma (porque ha vuelto a fumar puros), a la que verdaderamente entra en contacto directo con el pueblo y lleva el germen del cambio, de la transformación, la escritura jurídica...y varios otros escupitajos más.
Me adentré a la zona costera de nuestro archipiélago en busca del mejor pedazo de mangle para meter mano. Sí, para relacionarse sexualmente con su pareja, para follar, como dice la canción del grupo español Sin Cuero, "te follaré hasta en un mangle", que un reconocido autor boricua intentó apropiarse en la década de los setenta y que lo llevó al suicidio. Que se cuiden los que plagian hoy en día, que incluye luminarias literarias como el señor Alfredo Bryce Echenique y el cerebrito del señor de esta tribu de los cafres. Que se cuiden también de los mosquitos del mangle y las moscas de playa que rejoden. Mucho OFF!, pero no el de espréi, sino el vaporizador. Úntese el repelente de insectos mientras intenta ver una puesta de sol imposible porque no está en Rincón, el Pueblo de los Bellos Atardeceres, sino en un mangle cerca de usted. Úntese, pero no lo haga en o cerca de sus partes íntimas: el repelente OFF! no tiene un sabor muy placentero que digamos.
Allí me encontraba, pues, entre esas catedrales aéreas, con esos entes de doble vida y personalidad. Viven sobre y debajo del agua. Acogen aves y peces y ahora, estoy convencido, muy bien pueden acoger a dos cuerpos que se estremezcan y puedan acomodarse entre las duras raíces de esta especie tropical. Los que se atrevan encontrarán el paraíso que se les perdió a las vistas al mar de los moteles de Tortuguero o a las piscinas en forma de corazón de los de Caguas.
El Cahors nos lo empezamos a tomar en la veranda de nuestro bungalú mientras esquematizaba los mangles que había recorrido durante el día. Había comenzado a escribir en mis finos papeles mientras mi compañera de aventuras, La Jevota de los Sombreros, se adentraba en los misterios del caldo francés y me preguntaba por qué carajo era tan comemierda y me daba con beber vino en estos trópicos desdichados y tristes y calurientos. Le dije si no le habían sabido bien con las alcapurrias de carne y de jueyes que había ordenado. Le pregunté si acaso no servía como elixir y alimento a la imaginación en este sencillo lugar donde solamente permitían encender incienso, nada de cigarros ni cigarritos. Entonces, tomé una de las hojas donde suelo escribir mis apuntes de viaje (muy parecidas al material de los mantelitos de papel que utilizan en los restaurantes) y le redacté un tratado el cual subtitulé (ya ven como me agradan los subtítulos): "El tórrido fin de semana que pasé contigo". A ver si te atreves a mostrárselo a alguien más, le dije. Pero ya cuando le dije esto, ambos habíamos descendido a las profundidades embriagantes de ese vino raro y exquisito que había traído de contrabando. Este su servidor, El Capitán de la Pluma de Ganso, junto a La Jevota de los Sombreros, terminamos hablando de zapatos de descuento y cómo todavía no había un sólo zapato sobre la faz de la tierra que impidiera la entrada molestosa de los granos de arena al ínfimo y recóndito espacio entre los dedos.
Fotos tomadas en la Zona Tórrida del Archipiélago Nacional
por © La Jevota de los Sombreros - 2007
6 comentarios:
y la foto de la jevota de los sombreros- ¿donde esta?
esperando que ambos se recuperen prontamente de sus aventuras con mosquitos, arena, mangles y each other:)
Sacha
Picaduras de ardilla, vino, frituras y mangles; y terminaron hablando de Payless...
Interesante (dice rascándose la barbilla con gesto de pregunta)
Estoy tratando de visualizar las posibles ilustraciones del comic en esta ventura del capitán...
Camarada Sacha:
La Jevota de los Sombreros gusta mucho de su privacidad y anonimato (por lo menos hasta ahora), así que lamento no complacerte en este renglón.
Gracias por tus buenos deseos y, por supuesto, dejar tus impresiones.
Anahí:
Ese es el efecto del clima en nuestra zona tórrida mezclada con vinos muy exquisitos para ser degustados en estas latitudes...Se alucina y todo se degenera en habladurías sin sentido. Habladurías, sin embargo, que bien pueden alimentar una historia como esta.
La idea del cómic me encanta...hablamos para cuadrar.
Es una charra!!!
dra. e.a.:
¿Quién es la charra? A ver si contesta, ya que veo que le gusta dejar las cosas en suspenso.
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