[Conozco a Julio desde hace un año. Hemos escrito varios artículos juntos (hagan clic aquí y aquí) y colaborado con COPRONU. Además, ha fungido como mi mentor para los programas de Maestría en Relaciones Internacionales que he solicitado en el País Vasco, donde también estudió. Ayer precisamente, Julio me llamó desde Nueva York y me dijo que a lo mejor no le publicaban su artículo en el periódico porque atacaba frontalmente a la estadidad. Yo le dije que se despreocupara ya que el mismo estaba bien redactado, abordaba elementos de poca difusión e iba al grano (me lo envió la semana parada para que se lo comentara). Pues hoy se lo publicaron en la sección Voces de El Nuevo Día. Aquí lo reproduzco para incitar el debate y el diálogo sobre nuestro eterno problema, el estatus.]
Autodeterminación y estadidad
Julio Ortiz Luquis
Profesor de estudios puertorriqueños y latinoamericanos
Dentro del conflicto político boricua se citan habitualmente los resultados de las elecciones. Lógicamente se mencionan los ya conocidos 48.4 %, 48.2% y 2.7%. Se entiende que el anexionismo se mantiene como la única amenaza al ELA.
Veremos que el anexionismo caribeño no tiene vigencia en un mundo interdependiente constituido por identidades nacionales únicas, abrazadas por la economía global y las organizaciones internacionales. En el caso que se fuerce al pueblo boricua a encaminarse hacia la estadidad, la comunidad internacional difícilmente reconocería tal anexión.
Aparte del hecho que entre el 2% y el 4% del electorado que vota por el PNP no nació en Puerto Rico, la mera intención de anexión representaría otro peñón en los zapatos de la política exterior estadounidense. Estados Unidos ha perdido su prestigio internacional como paladín mundial de la moral liberal después de la invasión de Irak, por el caso de Guantánamo y por el muro en su frontera con México.
Desde el “son nuestros vecinos y no nos quieren allí” de Bush hasta el Grito de Vieques, Puerto Rico ante la comunidad internacional es una nación (no un grupo étnico o comunidad) en resistencia. Esto ha sido reconocido por países y partidos políticos en el Congreso de Panamá de 2006. Nuestra historia heroica fue elogiada por países del Movimiento de los No Alineados (116 países de 192 que son la comunidad internacional) durante las vistas sobre Puerto Rico del Comité de Descolonización de la ONU hace un mes.
La Resolución 1541 de la Asamblea General estipula que se reconoce la anexión de un país sobre la base de mutuo acuerdo y después que el país a ser absorbido disfrute la libertad plena de tener instituciones independientes (cosa que nunca hemos disfrutado) que lo capaciten a decidir, sin coacción ni intervención. Si Puerto Rico ejerce su autodeterminación unilateralmente (lo que parece que sucederá) en la Constituyente, no tendrá validez si se permite propaganda exterior y si extranjeros votan en el proceso. La fuerza política del anexionismo en el proceso de autodeterminación es artificial. Sólo surte el efecto de paralizar nuestra autodeterminación, soberanía e independencia.
1 comentario:
presente.. reportandome jaja
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