En ese texto relato mi verano de hace dos años utilizando todo tipo de transportación pública para hacer mis quehaceres y a la vez grabarme en mis sentidos un amor particular por nuestra ciudad y por el amor mismo de tener a una guía excepcional que me llevó por esos caminos, de la mano, a veces en su carro y no pocas veces de sus labios.
Que la disfruten.
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