domingo, 29 de junio de 2008

Los taponautas en la Poncepista - I

—Todos los días se nos mueren neuronas.

No quise voltear a verla: en realidad sentía que algo se me moría. Tengo sed.

—Me salgo en la próxima. El desvío ha hecho esto insoportable y ya estoy cansada de tomar agua tibia.

Sigo sin mirarla. No alcanzaba a ver las divisiones de la carretera en todo su esplendor gris. Primero las letras negri-rojas de Ponce, luego el campo de golf y ahora, ¿esta autopista del sur?

—¿No tienes sed?

Si bien la sed me agujereaba la lengua y la garganta, en realidad no era lo apremiante. Estacionamos. El sur es un castigo durante los meses de verano. Sabía que se me moría algo más que las neuronas.

—¿Un refresco, un juguito? Dime qué quieres.

Continúo sin mirarla. Cuando finalmente sale ya sabe lo que quiero. Las once de la mañana se cuela adentro y ya empiezo a extrañar el aire acondicionado. La espera dentro de un carro siempre se vuelve ilógicamente larga. Regresa.

—No hay nadie comprando gasolina. Aquí tu cola...acá mi agua...

Algo se me muere. Es la luz de los meses de verano.

—...Y éstas, mis gafas. Deja verte...

Me saca del rostro sus gafas enormes. Me toca los ojos. Sabía que algo se me moría.

—No te preocupes, los recuerdos te ayudarán.

Aunque se me mueran neuronas todos los días.


[Nota aclaratoria: Ciertamente, en 1982
Carole Dunlop y Julio Cortázar hicieron el viaje París-Marsella en auto. No es un intento de plagio. Llamémosle homenaje. La pareja se mantuvo por más de un mes en las carreteras, creando una rutina de paradas en puestos de descanso, en parajes desolados para admirar las vistas y en habitaciones de los pueblitos y villas en donde les caía la noche. La tribu de los cafres cree que el equivalente de ese viaje en Puerto Rico es el de Bayamón-Ponce, sans las paradas en nuestros moteles (o en el Four Points de Willie). Próximamente (y antes de que La tribu se mueva a otros continentes) esperen otra miniserie titulada, Guaynabo City me roza (o el grupo de Facebook que nunca creé).]

1 comentario:

Miranda Merced dijo...

Me encanta tu version. No dejes de escribir! Besos!!

La tribu errante