jueves, 15 de octubre de 2009

Este blog apoya al Paro del 15 de octubre y a las luchas que se aproximan

Sin haber regresado me encontré con la universidad cerrada. Más clases perdidas, más atropellos de los que administran la cosa pública, el país. Hoy es viernes, ya terminó el sit-in de los compañeros de Derecho organizado valerosamente por el CAED(Comité de Acción de Estudiantes de Derecho), la Asamblea frente a Torre Norte; por descargue descolegiaron al Colegio de Abogados, el Supremo validó las escoltas y el Paro Nacional de ayer pasó a la historia. Ahora, porque el paso del tiempo nos brinda nuevas perspectivas, pasemos a hacer sentido y canalizar lo ocurrido en esta tórrida semana de octubre.

La vendetta como estrategia

El verdadero cambio del gobierno de Luis Fortuño es la torpeza con la que los apparatchiki han demostrado su visión de país. Si antes los gobiernos coloniales de turno hacían un esfuerzo para mantener esas voces acalladas, cubiertas en lindos eufemismos y discursos huecos, Fortuño, como fiel discípulo de las Reaganomics, ha encontrado su vocación en desmantelar a la clase pobre de Puerto Rico tanto física como moralmente para el beneficio de unos pocos. El uso de términos de la Guerra Fría no es una mera coincidencia: en Puerto Rico, al ser una nación en la periferia de los grandes cambios mundiales, todavía estamos implosionando al país a través de ideologías absolutistas, tanto de izquierda como de derecha.


El interés de Fortuño de hipotecar al país bajo los peores términos responde a dos razones principales: sus vínculos corporativos con el gran capital que chocan de frente con los intereses de las comunidades y ciudadanos "que no pueden comprar limbers", y su ideología republicana-neoliberal que ve en la organización de masas un peligro inminente porque busca transformar, reenfocar y empoderar a los que no tienen gran participación económica ni política.

La combinación de ambas razones sólo va a causar una cosa: la eventual radicalización del sector mayoritario de Puerto Rico (los pobres y la clase media asalariada) que va a empezar a vivir un empeoramiento sustancial en su calidad de vida. Y es la calidad de vida, el sentido de comunidad, los valores inmutables de los puertorriqueños, lo que este gobierno no siente, entiende ni mucho menos busca proteger.

El cálculo político muchas veces se queda corto de abarcar al componente humano. Son incontables los efectos que emanan del desempleo, las faltas de oportunidades y un tren de vida que favorece al privilegiado y las respuestas que formulan la clase política dominante colonial (azules y rojos) para responder a ellas están más que desprestigiadas. Pero se persevera en ellas, para cuadrar dentro de un marco ideológico-político en particular, para no asustar al americano, para llevar esto hacia una estadidad inasequible o a la continuación perpetua del protectorado indecoroso.

Mayordomos eternos y bochornosos. Esos son los gobernadores de Puerto Rico. Muñoz Marín empezó con la tradición y Fortuño (que hábilmente ha sabido citar a "El Vate" en sus discursos) la ha perfeccionado: vamos a radicalizar a las "garrapatitas vividoras", cortarle el oxígeno, quitarle el Colegio, seguir derrochando el erario en custodiar a los ex gobernadores, en contratos millonarios (may the real Edwin Mundo, please stand up?), a acabar con el Fideicomiso del Caño y pa' fuera los empleados públicos. Crear una radicalización --ya se está hablando en varios círculos-- para invocar el Patriot Act. Y no estoy halando este tema por los pelos, es que ya todo el río subterráneo de los temores y visiones de Puerto Rico ha salido a la superficie. Desde este verano hasta ayer mismo los medios tradicionales y no tradicionales de prensa han captado en varias frases y comportamientos elocuentes de Fortuño y Cía la insensibilidad e incapacidad para gobernar a un país como el nuestro. Ya se ha trazado la línea entre ellos y nosotros: para ser afortunado hay que ser rico y si no, pues a jugar la Loto, las crápulas son las que protestan, las garrapatitas las que organizan a las comunidades, los del Fideicomiso son unos buscones, los comunistas los que intentan frenar el atropello de la policía, los cineastas, escritores, artistas y otros trabajadores de la cultura hay que censurarlos en nombre de la moral de unos y sacarlos de carrera a favor del gran capital; terroristas son los que llaman a abrir los portones de la Universidad, los que mueven al pueblo a protestar, los que se oponen al gobierno, los que buscan transformar.

Se ha formado una cadena de eventos que en realidad son castigos para arrinconar a los que se dignan de elevar su voz contra el conformismo y el atropello. La descolegiación del Colegio va de la misma mano con el atentado que cerró a la universidad esta semana. Si seguimos conectando los puntos llegamos al contubernio neoliberal-fascista entre la legislatura, el Municipio de San Juan y el ejecutivo en contra del Fideicomiso ("lo más importante es el empoderamiento individual", subrayó nefastamente Fortuño) y al desalojo xenofóbico de Villas del Sol.

El martes 13, el Supremo le dio su bendición a las escoltas (para guisar no hay diferencias entre azules y rojos) y descolegió a los abogados mediante una aprobación por descargue, así incumpliendo (aunque, en serio, ¿se esperaba lo contrario?) la promesa del Presidente del Senado, Thomas Rivera Schatz (y de otros senadores) de llevar un proceso transparente y de altura. De este modo, Tommy se vengó, como un nene chiquito, de la efectiva mediación que el Colegio había prestado horas antes, en el impasse entre el CAED y la policía en la Avenida Ponce de León.

Jorge Santini, Thomas Rivera Schatz, Marcos Rodríguez Ema, Kenneth McClintock y Fortuño se creen que tienen el país en bandeja de plata listo para repartírselo y la estrategia que han seguido lo confirma. Pretender acabar con la disidencia, la denuncia, el grito del que no puede ejercer sus derechos de otra forma y al mismo modo llamar a mantener inmaculado el mal llamado "imperio de la ley y el orden", es una hipocresía. No se puede preservar el contrato social imperturbable si las condiciones sociales no lo permiten. Puerto Rico puede muy bien llegar, en cualquier momento, a ese punto. Y tal parece que así lo está buscando el partido en el gobierno.

¡Que el paro no se detenga, que mañana toca a la Isla entera!


Ante este escenario, los compañeros de la Escuela de Derecho han acallado las voces pusilánimes que quieren ver a un estudiantado dócil, encerrado en bibliotecas y salones. La desobediencia civil, la amplia convocatoria y la presencia sistemática en las luchas más importantes de nuestro país debe servir de catalítico para reformar la profesión jurídica y el estatus actual de los asuntos en Puerto Rico. El Paro de ayer fracasa si no sirve para "revolcar el hormiguero" como siempre nos recuerda la profesora Morales-Cruz. No es que la lucha va a comenzar ahora (¡la misma comenzó hace tanto!), es que la lucha se debe dar desde cualquier trinchera. En el Paro o dentro del Paro, ya lo vaticinó de Diego: "dentro del régimen, en contra del régimen".

Se debe buscar un moméntum más duradero para provocar los cambios antes que se le venza el término a este gobernador. Para bien o para mal, el camino que está llevando este gobierno causará, más temprano que tarde, que lo que ayer fue un paro y anteayer varios episodios importantes de desobediencia civil, crezca en un movimiento político social (me imagino a soberanistas junto con independentistas, estadoístas desencantados, no afiliados y grupos civiles, religiosos y alternativos) que pueda permanentemente combatir las injusticias y diseñar un tan necesitado plan nacional, inclusivo y realista.

Del Paro a la Huelga nacional un paso no es, pero esa debe ser la próxima meta y para eso se debe trabajar. Los chinos han podido ver, por siglos, las oportunidades detrás de las crisis: el carácter para la palabra crisis, 危机, weiji, contiene siempre la semilla para nuevos comienzos. Nos toca a todos, para salvar la nación puertorriqueña, no desaprovechar el cruce de caminos que se aproxima para acabar con el inmovilismo social y la sórdida realidad que consume nuestros días.

Todas las fotos (c) Regina Rodríguez Manzanet. Para ver más de su talentoso lente, vaya aquí.

Más fotos del Paro gracias a José Borges por aquí.

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La tribu errante